martes, 17 de agosto de 2010

Cuando una persona esta perdidamente enamorada, hace todo lo posible por averiguar todo acerca de ese amor que en ese momento parece tan cerca, pero, siempre hay una sorpresa.
Pero a pesar de eso, uno no deja de sentir ese sentimiento tan especial, no importando haya sido tu decepción, uno deja de pensar en sus amigos, y hasta en si mismo, y llega ese momento tan especial que uno ha estado esperando: ese ángel te sonríe, y sientes como algo dentro de ti.
Tienes ganas de gritar, de llorar, de decir todo lo que el corazón tiene dentro, pero uno no se atreve, pasan los días y cada vez te sientes más culpable por no haberlo hecho.
Ahora vuelves a observar a ese ángel, pero ahora no sólo te sonríe, sino que ahora te habla dulcemente y te ILUSONA, sientes que no existe un mejor momento que el que estás viviendo, que todo es perfecto, pero ¿Cómo terminará la historia?, puede ser un final feliz, PERO, también puedes en solo segundo pasar de la felicidad a la tristeza, cuando ese ángel te dice que ese amor "MUTUO" es un amor imposible, y que sólo pueden seguir siendo amigos, en ese momento.
¿Qué es lo que sientes? ¿tristeza?¿decepción? o unas ganas profundas de llorar, de sacar todo ese dolor que ha llenado tu corazón, pero uno nunca lo hace, y es por el mismo amor que le tienes a ese ángel, no importando tu dolor personal, solo pensando en que ese angelito no se ponga triste, que gran sacrificio, sufrir para no hacer sufrir, pero el tiempo ayuda a superarlo, y esto se vuelve, una historia inolvidable de tu vida, historia la cual siempre recordarás con ternura aunque tiempo atrás esta te haya hecho sufrir.
Debemos disfrutar cada uno de los momentos de la vida principalmente el amor porque a veces cuando decidimos recibir amor que antes rechazábamos ya es demasiado tarde.
La egoísta sensación de merecer que surge por el hecho de dar, no es siempre egoísmo o utilitaria generosidad, sino auténtica dignidad.
Cuando damos lo mejor de nosotros mismos, cuando decidimos compartir nuestra vida en intimidad, cuando abrimos nuestro corazón de par en par y desnudamos nuestra alma hasta el último rincón,
cuando perdemos toda vergüenza, cuando los secretos dejan de serlo, al menos merecemos comprensión, existe merecimiento.
Por supuesto que merecemos en virtud de honesta y franca dignidad.
Que se menosprecie, ignore, olvide o desconozca fríamente el amor que regalamos a manos llenas es desconsideración, vileza del ser, o, en el mejor de los casos, ligereza.
Cuando amamos a alguien que, además de no correspondernos, desprecia nuestro amor, estamos en el lugar equivocado.
Definitivamente, esa persona no se hace merecedora del afecto que le prodigamos. Con una nueva conciencia la disyuntiva empieza a dejar de serlo, la cuestión empieza a hacerse clara y transparente, obvia: si no me siento bien recibido en algún lugar, empaco y me voy.
Nadie de corazón sensato se quedaría tratando de agradar o disculpándose por no ser como les gustaría a los otros que fuera. “La verdad es más hermosa que el fingimiento del amor”.
En cualquier relación de pareja que tengas, no te merece quien no te ame, y menos aún, quien te lastime.
¡Haz surgir una nueva conciencia en ti! Incluso, si alguien te hiere reiteradamente sin “mala intención” – este absurdo existe - es posible que te merezca, pero en verdad no te conviene. Definir tus límites, basados en tu dignidad, es el mejor modo de conservar tu…
¡Emoción por existir!

Gritá acá, ahora, mañana puede ser demasiado tarde.


viernes, 13 de agosto de 2010

sábado, 7 de agosto de 2010